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Campos de Interferencia en el terreno maxilo-mandibular

Lucía Barrera Girón
Médico Estomatóloga

Cuando se oye que los dientes junto con las amígdalas son los culpables de la mayoría de los campos de interferencia, nace el propósito de ponerle en el futuro más atención a este terreno. El certificado de un odontólogo que elimina los dientes como foco ya que la radiografía no revela granulomas e incluso el mismo concepto de que todo está normal en base a una simple inspección bucal es insatisfactorio y sin valor alguno.
La dificultad para analizar la situación bucal dentaria, comienza para el neuralterapéuta, en la dependencia que tiene de veredictos odontológicos. Desafortunadamente, no siempre comprenden los odontólogos cuales son los cambios que pueden acusarse como posibles interferentes. Vale la pena que médico y paciente se ocupen tan intensamente de este terreno tan importante y de tanta trascendencia en el suceso patológico, que ambos se independicen del concepto del odontólogo y puedan de común acuerdo tomar las decisiones necesarias.
Para ello se necesita un status radiológico completo del terreno maxilomandibular dentado y también del desdentado. Esto nos puede aclarar ampliamente la situación de los dientes sin nervio o aquellos puntos sospechoso aún en la parte desdentada que en la mayoría de las veces son osteítis residuales producidas por extracciones traumáticas o dejadas por los dientes que antes ocupaban esa zona y que tuvieron por mucho tiempo procesos patológicos como granulomas, quistes, sobreobturaciones etc., etc. En la radiografía es a veces muy difícil saber si un diente está o no desvitalizado. Si se ve una masa de relleno en la cámara pulpar o en terreno radicular, entonces el diente está desvitalizado. Lo mismo pasa con dientes profundamente cariados, dientes con perno y otros con fuerte cambio de color. A veces no es posible hacerse a un juicio correcto debido a que algunos dientes están recubiertos por coronas completas de metal. Es aconsejable poner también estos dientes en la lista de sospechosos. El nervio puede estar muerto por el mero hecho de haber tallado el diente, o por estímulos térmicos, químicos o traumáticos sin que se le haya hecho tratamiento de conducto. Para aclarar esto hay que pedirle al odontólogo una prueba de vitalidad o hacerla el médico mismo con un instrumento apropiado para ello.

Inflamaciones y Rx

Algunos odontólogos aún se ciñen a la idea de que sólo el foco apical visible en la radiografía puede, según su tamaño, dispersar por vía sanguínea bacterias y toxinas produciendo eventualmente enfermedades lejanas. Y que un diente desvitalizado, periapicalmente limpio, tiene que ser inocente. Esta manera de ver las cosas se ha comprobado como falsa. La proteína contenida en la dentina está sometida a la descomposición después de la desvitalización del diente. Los productos que de allí surgen como por ejemplo el mercaptano, pueden ejercer un estímulo nerval altamente interferente. El granuloma es sólo un foco secundario, mientras que el foco primario en el canal radicular no se ve en las radiografías. Además hay dientes con granuloma que no le propinan al cuerpo ningún daño comprobable, debido a que este foco se halla evidentemente cercado por una barrera protectora de tejido conectivo, es por esto que no puede ser activo como foco en el viejo sentido y tampoco interfiere por la vía nerval. El odontólogo consciente, aleja el granuloma, pues él sabe que estos focos encapsulados pueden volverse activos en cualquier momento.
Desafortunadamente no se agota este terreno con sólo aquellos dientes que están muertos o que poseen un foco. Cambios inflamatorios, radiográficamente apenas visibles en la región que circunda los ápices radiculares, focos osteomielíticos, todos los dientes en malposición, o aquellos que en su calidad de pilares de puentes están sobrecargados, y quistes radiculares, periodontales, foliculares o cualquier otra clase de quiste que se presente en la región maxilomandibular son frecuentemente puntos de partida de interferencia nervales lejanas. Tenemos además la gingivitis, estomatitis, periodontítis, y periodontosis. Las hendiduras patológicas en las encías, por profundas bolsas, sobre todo aquellos con secreción, merecen como fuente de un estado irritativo crónico nuestra atención. Así como inflamaciones al borde de coronas o excesos de obturaciones, también los tatuajes por amalgama. Incluso una estomatítis curada años atrás que no dejó cambios reconocibles, puede albergar un campo interferente latente de esos que más tarde se reactivan por un segundo golpe. De importancia es también la osteítis residual, un cambio inflamatorio en terreno óseo maxilo mandibular que se puede formar después de extracciones o alrededor de restos radiculares abandonados o de cuerpos extraños. Referente a los nuevos estudios hay que destacar la "osteolisis" en la región de las tuberosidades. La esponjosa ya anatómicamente blanda se transforma no en osteítis (posiblemente en un principio pudo ser osteítis) sino en una total osteolisis. El contenido se compone de restos de tejido y sobre todo de sangre pero no contiene gérmenes. Radiográficamente casi no se ve nada, es bien sabido de todos que cuando un suceso patológico ya presenta cambios radiográficos, el proceso precisamente no está en sus comienzos, ya ha avanzado tanto que está produciendo posiblemente daños a distancia. La exploración se hace después de anestesiar esta región con pinchacitos con una aguja o con un ensanchador de canales radiculares. Para la terapia de la osteolisis hay que eliminar completamente esta zona, acortar algo la lámina externa de la cortical que es muy delgada y cortar también un poco la encía que generalmente sobra después del procedimiento anterior y luego saturar. En el postoperatorio se hacen infiltraciones de esta región preferiblemente cada segundo día. El juicio de estos hallazgos exige mucha experiencia y su tratamiento necesita la colaboración del médico.
En cuanto a cambios óseos ya visibles en la radiografía podemos asegurar que zonas radiolúcidas en la estructura ósea de terrenos maxilomandibulares desdetados denuncian a menudo osteítis residual. Además la osteítis residuales no solo se presentan en las radiografía como unos "claros difusos" sino que toman la forma de alvéolos "de aquel entonces" siendo visibles paredes alveolares y tanto el lumen del alvéolo como el hueso mandibular vecino están rellenos con sustancia ósea reblandecida. Para diferenciar radiográficamente entre estos alvéolos de osteítis residuales, y cisuras de extracciones hechas más recientemente hay que tener en cuenta primero la historia clínica o sea lo que nos comunica el paciente acerca de si hubo o no extracción reciente, y en la radiografía sobre el alvéolo viejo se ha formado una cubierta ósea más o menos densa. Las osteítis residuales en terrenos mandibulares desdentados no tienen menor importancia que las osteítis apicales. Ambos pueden ser también focos, espinas irritativas o interferencias bioenergéticas a la HUNEKE. Por desgracia buscan los radiólogos, los internistas y los odontólogos solamente granulomas en las raíces de los dientes persistentes. Cómo las osteítis residuales permanecen sin ser descubiertas, tampoco son tratadas.
Este abandono de la osteítis residual (corroborado en centenares de casos sometidos a test de electroacupuntura según la metodología y mediciones de VOLL) es una de las causas principales por las que fracasa un saneamiento focal odontológico.
Hay que estar preparados para todo pues la erradicación de osteítis residuales no siempre se sucede sin sorpresas. Primero hay que considerar que durante la operación sangra bastante fuerte el tejido osteítico, y más aún si se hace con anestesia sin ningún vaso-constrictor como es obligatorio hacerlo para no producir ni la más mínima necrosis en las arteriolas con el vaso constrictor lo que dejaría obligatoriamente otro campo interferente. Segundo : hay que sacrificar mucha sustancia ósea pues el campo interferente focal tóxico y séptica o bioenergéticamente irritante sólo queda eliminado cuando se ha operado hasta el mismo terreno sano. Por último debe saberse que sobre un campo de osteítis residual en la mayoría de los casos se ha formado una cubierta mucosa completamente intacta y por debajo incluso una capa ósea de apariencia sana en su superficie.
Si se envía al patólogo el fragmento de una osteítis residual nos daría el siguiente informe : Histológicamente se ven fragmentos corticales complejos pequeños y blandos del tejido conectivo laxo, que están interpenetrados por hemorragias viejas y frescas. En una pequeña área algo circunscrita está el tejido rico en células plasmáticas. Aparecen además algunos leucocitos eosinófilos.- Diagnóstico : osteomielitis crónica, inespecífica, con fibrosis.
Todo lo informado aclara una vez más cuan importante es tener en cuenta las osteítis residuales cuando neuralterapéuticamente se sospecha de que la interferencia o irritación viene de terrenos odontológicos. Si se encuentran hay que hacer razzia con ellas y erradicar "por lo sano". Un raspado con la cureta (por más filuda que sea) no basta nunca. Para que algún resto de tejido enfermo que eventualmente se haya quedado pueda ser expulsado por el cuerpo hay que proporcionar la curación abierta "o por segunda intención", hay que perforar la herida en forma de embudo con la parte más ancha hacia la superficie, lugares comunicados entre sí por debajo se deben evitar, la herida no debe cubrirse con plásticos ni suturas, la excepción la constituyen sólo hemorragias amenazantes. Nada de esponjas coagulantes o similares cuerpos extraños en la herida. Se puede taponar si se quiere después del segundo día del postoperatorio, cuando ya se ha formado suficientemente bien el coagulo. Pacientes con higiene bucal insuficiente deben taponarse inmediatamente después de la erradicación por motivos profilácticos.- La observación que hay que hacer al respecto es que entre más exhaustiva y amplia sea la limpieza de una osteítis residual menos dolores y molestias hay en el postoperatorio.

Las cordales

El famoso estomatólogo ADLER me llamó la atención sobre el tenebroso papel que pueden jugar como campos de interferencia no solo las cordales en malposición, sino aquellas "sanas" que no han sido tratadas.-
En la atrofia fisiológica de la mandíbula, común en la edad avanzada, se crea una reducción de todo el hueso mandibular en sentido anteroposterior, pero como los dientes no se reducen de tamaño y crecen de la corona hacia la raíz, se van acercando cada vez más al ramal ascendente y ejercen en la mayoría de los casos presión e irritación sobre el canal mandibular. Casi todos los dientes, especialmente los que presentan giroversiones, tienen profundas bolsas marginales de las que parte un estímulo crónico bacteriano e inflamatorio hacia las amígdalas y hacia los ganglios linfáticos cervicales. Según su autorizado concepto, se constituyen tan a menudo en campos de interferencia, que en vez de llamarlos "dientes de la cordura" se les debiera decir "dientes de la desgracia". ADLER aleja estos dientes interferentes nerval y bacterialmente con muy buenos resultados. Según su respetable experiencia, ocasionan con mucha frecuencia, irritaciones de la columna cervical por ejemplo el síndrome cervical. Ellos también son la causa de muchas otras enfermedades, hasta de crisis síquicas.

Metales

Varios metales en una solución forman, como sabemos, un elemento galvánico. Cuántas prótesis se elaboran artísticamente sin el menor escrúpulo bajo la utilización de varias clases de metales (oro, amalgama de plata, acero, vitalio etc, etc.). cuando oímos que las corrientes que un elemento semejante produce llega fácilmente a los + 500 m.v. siendo en muchas veces mayor que la energía vital que medimos por ejemplo en el electroencefalograma o en el electrocardiograma, hay que aceptar que esta corriente interferente y antibiológica que se forma en la boca se puede convertir en la fuente de toda clase de enfermedades.

Malposiciones

También hay que poner cuidado a las irregularidades en la colocación de los dientes sobre todo en la así llamada "estrechez" ella también puede como cualquier otro estado no fisiológico conducir a molestias lejanas. Un tratamiento de ortodoncia hecho a tiempo, no sólo es cosmético sino profiláctico.

Zonas edéntulas

Incluso una mandíbula edéntula no nos garantiza la ausencia de interferencias. Fuera de las ya citadas osteítis residuales, de los restos radiculares y cuerpos extraños pueden interferir las simples cicatrices que dejaron tras de sí las extracciones. Si ustedes estudian la terapia neural a fondo y nos comprenden, se darán cuenta de que no somos partidarios de un exodontismo exagerado como por un tiempo largo se estiló en América. Nosotros pensamos siempre en que un saneamiento dental demasiado masivo trae consigo el peligro de ser un segundo golpe. Hay que madurarlo mucho y si se ha tomado esa resolución ha de efectuarse a conciencia y con destreza.

Saneamiento

Soy partidaria de un saneamiento preciso, es decir se hace el test a los lugares sospechosos y se sanea después de desencadenar el fenómeno HUNEKE. Si son pocos los dientes involucrados no es muy difícil encontrar al o a los culpables. No obstante es de extrema importancia saber, que todos los dientes muertos, enfermos y su aparato de sostén pueden funcionar como un campo interferente conjunto. Por ello es un duro pero ineludible deber, hacerle el test de prueba a todos los dientes sospechosos en una sola sesión. De lo dicho se deduce que es mucho mejor inyectar un dientecito semi-sospechoso de mas, que dejar algún culpable sin su prueba. Y si son quince los muertos, los infectados o los de alguna manera sospechosos tenemos que pasearnos quince veces por la boca en la misma sesión. Hay que correr el riesgo de que después de esta batalla nuestro paciente quede algo "groggy". La meta que se busca justifica semejante suplicio. El enfermo se somete gustosos siempre y cuando que el médico le explique que de ello puede depender la recuperación de su añorada salud. Los dientes y su aparato de sostén son a menudo tan difíciles de juzgar, que todos estemos prácticamente obligados a establecer una buena colaboración interprofesional médico odontológica. Lo grave es que el médico necesita encontrarse un odontólogo que tenga su oído y su corazón abiertos a estos problemas, que sepa entregarle lo que de él quiere saber y que se preste para el diálogo y el análisis de radiografías , resultados del test electrofocal, las pruebas de vitalidad, y sobre posteriores medidas a tomar para el bien del enfermo.
Sólo podemos hablar de un fenómeno en segundo dentario, cuando la eliminación de todos los síntomas de enfermedad, después del test no sólo fue total sino que dure un mínimo de 8 horas y cuando este tiempo se alarga a la repetición de la inyección. En aproximadamente un cuarto de los pacientes fracasa el test HUNEKE dentario. Entonces es cuando el saneamiento ( a pesar del test anterior negativo) hace desaparecer la enfermedad. Rechazar el test dentario acusándolo de inseguro es un error. Su utilidad, medida en los fracasos se considera como enorme. Debido a que el test dentario -especialmente en dientes mal colocados- nos puede traicionar, le aconsejamos a los pacientes en caso de que fracasen la terapia segmental y todas las inyecciones de prueba, que se sometan a un saneamiento de la dentadura de acuerdo a nuestras estrictas exigencia. Muchas veces llevó esto a curaciones a que antes no querían presentarse.
Cada balneólogo exige el saneamiento dentario antes de empezar la cura, pues sabe por experiencia que focos dentarios impiden el éxito esperado. La sola descargada que un saneamiento dental le representa al sistema neurovegetativo, puede ser suficiente para la curación . Si no lo es, aconsejamos después de una fase de descanso de semanas o meses -tras haber realizado el saneamiento y retirado todos los bloqueadores de la regulación (por ejemplo cortisona, fenilbutazona etc.)- comenzar de nuevo con nuestros esfuerzos neuralterapéuticos. Es muy frecuente observar que el organismo está dispuesto a reaccionar a nuestras inyecciones. Lo mismo podemos observar también después de un saneamiento de la flora instestinal.
Qué debe de suceder con aquellos dientes que han sido reconocidos como buscapleitos? En cuadros clínicos que amenazan la vida del paciente por ejemplo angina de pecho o poliartritis insistimos en la extracción de los dientes enfermos. La mejor solución es aquella que después de la exodoncia procede a la limpieza exhaustiva del foco apical osteítico. La apicectomía, siendo conservadora de la dentadura no nos entrega la certeza de que de la encía y de la cicatriz ósea no sigan irradiando estímulos irritativos con efectos lejanos funestos. En enfermedades de menos peso y dientes importantes como los pilares de puentes o receptores de ganchos, se puede intentar. (como se hace en las amígdalas) ir desmontando y desconectando el campo interferente nerval con inyecciones repetidas. El efecto tiene que ir aumentando después de cada tratamiento hasta llegar pronto a una curación. De lo contrario es mejor escoger el camino de la extracción.
En Nínive desterraron una piedra grabada en caracteres cueniformes del año 650 antes de Cristo. Sobre ella se podía leer : "Los dolores en la cabeza del rey, en sus brazos y en sus pies vienen de los dientes, no hay más remedio que arrancárselos !" Voila !
Somos como ya hemos dicho, enemigos de todo exodontismo furibundo. Sabemos no obstante que muchos odontólogos en el afán de conservar con tratamientos de conducto (sobre todo para pilares de puente) la mayor cantidad posibles de dientes, colocan desde el punto de vista inmunológico, tóxico-alérgico y nerval, focos y campos de interferencias que deterioran la salud en todo el organismo de sus pacientes, produciendo trastornos tan graves que no guardan ninguna sana relación con el propósito perseguido. Por eso deseamos que todos los estomatólogos piensen y actúen un poco más en forma médico-integral y jamás consideren que su deber es el de actuar como simples mecánicos irresponsables que a toda costa sólo se limitan a conservar la dentadura. El que paga el pato no es otro que el pobre paciente con una valuta demasiado alta su salud. Lo preferimos marchando por la vida con una caja de dientes y no con un ojo de vidrio, o con la prótesis de una pierna, un ano contra natura, un audífono o unas muletas. El odontólogo debiese, antes de cada tratamiento de gangrena y de relleno radicular, ser plenamente consciente de la inmensa responsabilidad que echa sobre sus hombros y de que con cada intervención ejerce una influencia sobre la salud y el destino de su paciente. En caso de duda es mejor decidirse por el paciente y no por el diente. El odontólogo especializado se ha convertido, hablando neuralterapéuticamente, en un valiosísimo aliado del médico. Ya el médico no puede seguir considerándolo como un extraño en terrenos de la medicina. El trabajo médico-odontológico es de igualdad de condiciones. Si se hace de esta manera, el único y grande beneficiado será el enfermo.

El examen

Hagamos un resumen de nuestro proceder : la inspección de los dientes y su examen radiológico pertenecen al comienzo de nuestro tratamiento. El odontólogo independientemente eliminará, motu propio, restos radiculares y granulomas . El test de todas las posibilidades de campo interferente que aún quedan en terreno dental, ocupan el último lugar en nuestros esfuerzos. Antes intentamos descubrir posibles campos de interferencia dentales con ayuda de test electrofocales y de otro método de provocación. Si logramos de esta manera un fenómeno HUNEKE será fácil conquistarse a odontólogos y a pacientes para un saneamiento radical. Si nuestro tratamiento incluyendo el test dentario, no aporta éxito alguno y se trata de enfermedades verdaderamente severas, insistimos en un saneamiento dental completo, debido a los test por no ser de absoluta confiabilidad nos dejan la esperanza de que el trabajo odontológico erradique la enfermedad. Una vez curadas las cicatrices intentamos con procedimientos generales romper la parálisis de regulación. Entonces es posible, a un nuevo intento neuralterapéutico, lograr la curación esperada. Para el caso no debemos nunca olvidar las nuevas cisuras de las últimas extracciones.
Para ilustrar este tema presentaré un caso clínico:

Una ama de casa, 46 años, sufría desde años artrosis de las rodillas con medianas molestias. Súbitamente se suscitó una artritis reumática de la rodilla que en cuestión de horas la deformó tanto con hinchazón dolorosa que no estaba en condiciones de subir la escalera a su dormitorio. La terapia segmental (pápulas alrededor de la articulación) no trajo ninguna mejoría. Al examen estomatológico se observa que un canino superior, portagancho de una prótesis (que por deficiente adaptación, se movía constantemente), de vez en cuando le dolía. Una inyección alrededor de este diente cuya apariencia era normal con excepción de que presentaba una pequeña bolsa marginal no dio de inmediato la liberación del dolor en la rodilla. Luego la paciente pudo subir las escaleras, dos días después se desinflamó la rodilla sin cuido o tratamiento especial alguno, regresando a su normal configuración. Después fue necesario hacerle a este diente cuatro veces un tratamiento neuralterapéutico por molestias de la rodilla. Cada vez la misma reacción relámpago. Puesto que no se trata de un cuadro clínico amenazante de la vida del paciente y el proceso puede controlarse sin dificultad se trata sólo la bolsa dejando el diente. Un odontólogo entendiendo lo que sucede puede conservar este pilar para la prótesis.
Según informaciones del estomatólogo Dr. CARRERAS de Barcelona, los astronautas rusos y americanos no pueden tener en su boca tratamientos de conducto ni obturaciones metálicas.

El test de los dientes 

Tan difícil como parezca encontrar dientes sospechosos tan simple es el test en sí.

Indicaciones

Material

Para la anestesia de los sitios de penetración de la aguja se recomienda el spray de gingicaina (casa HOECHST) o el dermojet con módulo dental. También la anestesia tópica con pantocaína o crema de xylocaína. Para la inyección en el periostio sobre la raíz del diente un inyector de cárpulas. Si no se dispone de ellos una jeringuilla con cánulas de inyección bien firme calibre 12.
Cantidad: Por punción sólo 0,2 c.c. de solución de procaína.
Técnica: Para la Terapia Segmental, infiltración de 2-4 c.c. de procaína por cada sesión debajo y en la cercanía del proceso inflamatorio en cuestión en la submucosa hasta el periostio. La adición de antibióticos no trae ventaja alguna frente a la procaína pura. Por lo general bastan de 3 a 6 tratamientos en intervalos semanales. La idea de poner una anestesia conductiva para no torturar al paciente con la inyección en toda una fila seguida de dientes es tentadora pero falsa. La anestesia conductiva como test no es apropiada pues no coge el campo interferente. A cada diente tiene que hacérsele el test por separado y a todos los sospechosos en una sola sesión. La terapia neural es mucho más que aquello que llaman anestesia curativa o anestesia local terapéutica. El sitio de la inyección es el importante y no la anestesia.