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Defensa orgánica y centros nerviosos

Dr. Pierre Bonnier

Xavier Luque Pino

Médico naturista

Trabajo de Postgrado en Terapia Neural 2004-05

Escola Universitària d'Infermeria Sant Joan de Déu - Universitat de Barcelona

Nota: Los textos en cursiva corresponden a citas textuales del libro

1 - A MODO DE RESUMEN E INTRODUCCIÓN

UNA IDEA SIMPLE

"Voy a contar en este libro la historia de una idea simple. Es ésta: 
La vida es una lucha incesante del organismo contra las causas de muerte interiores y exteriores. 
¿Cómo lucha el organismo? Aún no sabemos acerca de esto casi nada. Pero existe alguien que lo sabe perfectamente: éste es nuestro sistema nervioso. Interroguémosle 
El  organismo en el conjunto de sus elementos, es a él a quien únicamente obedece, por quien vive. En nuestro organismo es él únicamente quien se entera y quien puede. Cuando se entera mal o puede mal, surge el sufrimiento. Cuando deja de enterarse o no puede más, morimos. 
A él está encomendada la integridad orgánica y el equilibrio funcional. Si éstos se alteran, si sobreviene la enfermedad, es que el sistema nervioso ha desfallecido. Busquemos, pues, combatir la enfermedad socorriendo al sistema nervioso, reintegrándole a su buena aptitud funcional, ya que es él quien nos defiende. 
Reintegrado a su buen funcionalismo, actuará. ¿Cómo? Observémosle: él, que nos hace vivir, nos enseñará su oficio. Dirijámonos a él directamente, ya que toda terapéutica no actúa sobre el cuerpo más que dirigiéndose directa o indirectamente sobre la actividad nerviosa que le anima, permitiéndole recuperar su equilibrio. 
Todos los medios serán buenos, pero sobretodo los más directos."
 
El texto anterior constituye el primer capitulo de un libro traducido del francés, editado en el año 1929 y cuyo titulo es "Defensa orgánica y centros nerviosos." El autor del libro, el Dr. Pierre Bonnier considera una idea simple, lo que yo creo que es el mejor resumen de este libro.

Con los conocimientos que tenemos actualmente, sabemos que la tesis del Dr. Bonnier para explicar los enormes éxitos terapéuticos de tu técnica, es limitada, cosa que ya se intuía en su época. En palabras de su prologuista: "éste libro es peligroso porque en su afán de sintetizar, de simplificar el cuadro de la vida orgánica, lo mutila y lo falsea, prescindiendo, como veremos, de la importante coparticipación del sistema nervioso de la vida vegetativa (simpático y parasimpático) y de todo el aparato endocrino".

El prólogo del Dr. E. García del Real es sincero y constructivo. Por una parte critica como peligroso para el "mundo no médico y para los médicos jóvenes estos cuadros sencillos claros y seductores".  También considera que "sería muy hermoso que nuestra organización fuera tan fácil de comprender que hubiese un nexo compuesto por el sistema nervioso, concentrado en el bulbo raquídeo y proyectado en la mucosa nasal por el intercambio el trigémino, de tal modo que las fosas nasales, mejor aún, el cornete, fuera a modo de un teclado que al ser impresionado influyera en los focos bulbares y estimulando éstos produjera la curación de todos los trastornos y todas las enfermedades. Sería muy hermoso si fuera cierto; pero, por desgracia ".
 
La sinceridad del texto precedente, que ataca de forma directa los cimientos de la teoría de Bonnier tildándola de simplista, contrasta con la total aceptación de la necesidad de que se editen y lean textos como éste. Encontramos a un médico que sin estar de acuerdo con la esencia del libro que prologa, se queja del dogmatismo imperante en la medicina, y opina que:
 
"Los libros, lo mismo que los discursos y las conferencias, no están hechos para llenar la inteligencia humana de ideas y de conceptos como se llena un cesto de papeles. Tienen una función vital mucho más noble y más elevada: la de hacer vibrar nuestra inteligencia, la de despertar nuestro cerebro."
"Hay, como ha dicho Unamuno, que meter mucho ruido, despertar a los españoles que todavía siguen dormidos, aunque al despertar nos ataquen y persigan." 
"Esto es el libro de Bonnier: una piedra en la charca que puede agitar las aguas estancadas y despertar las ranas dormidas y catalépticas. Si lo logra, ¡Bendito sea!"
 
Han pasado más de 75 años y sigue habiendo escasez de libros como éste, que, como muchos otros, cayó en el olvido ante los ataques y la marginación promovidos por la medicina oficial. Aún hoy, el dogma médico imperante sigue negando la inmensa importancia del sistema nervioso en los procesos reguladores de nuestro organismo, a pesar de que a principios del siglo XX esto ya era evidente en los trabajos de Pavlov, Spiess, Ricker o Speranski por citar algunos.
 
El Dr. Bonnier colaboró en esta concepción del Sistema nervioso, sentando las bases de su teoría Bulbar con 2 libros:

En "La acción directa sobre los centros nerviosos. Centroterapia" verifica experimentalmente sus ideas, que serán expuestas más tarde en "Defensa orgánica y centros nerviosos" donde sistematiza sus observaciones tanto en fisiología como en terapéutica y que es el libro que me dispongo a sintetizar en el presente artículo.

2 - LA MEDICINA DE LOS CENTROS NERVIOSOS

El punto de partida de Bonnier, son los trabajos de Calude Bernard, 50 años antes, en los que demostraba experimentalmente que lesiones o irritaciones directas en determinados centros bulbares de perros, provocaba trastornos funcionales.

Por otra parte Fleiss había descubierto casualmente, que la cocainización de ciertos puntos de la mucosa nasal ejercía un efecto sobre el aparato genital femenino, haciendo desaparecer ciertas alteraciones menstruales.

En este momento Bonnier, que es otorrinolaringólogo, ya tenía amplios conocimientos sobre los centros nerviosos, en especial sobre el bulbo, y ya creía en el importante papel que éste debía tener en el equilibrio fisiológico de nuestro organismo, por lo que los hallazgos de Fleiss supusieron para él algo más que un simple reflejo sin significación causal.

Por otra parte conocía el tratamiento de neuralgias dentarias y faciales por la cauterización de puntos definidos en el pabellón de la oreja, realizado por Valsalva 2 siglos antes, y también estaba informado de una terapia que realizaban los chinos, que "cuando éramos nosotros unos bárbaros ya gozaban de excelente civilización y cuyas experiencias han producido tantas ventajas que nuestra ciencia no sospecha todavía". Una terapia que consiste en "pinchazos muy ligeros hechos sobre ciertos puntos muy bien definidos del cuerpo, según el disturbio, con la ayuda de agujas preparadas, sobre los cuales quemaban un poco de artemisa."

Todos estos conocimientos le ayudaron a  plantear la siguiente hipótesis: "Si se puede perturbar experimentalmente una función lesionando su centro, ¿no se podrá también experimentalmente restablecer el equilibrio funcional perturbado despertando, librando el tal centro responsable y competente?"

Comienza una serie de investigaciones clínicas experimentales cauterizando diversos puntos de la mucosa nasal en sujetos afectos de diferentes enfermedades crónicas, descubriendo que pequeñas cauterizaciones en determinadas zonas resolvían enfermedades como una crisis de enteritis, un acceso de asma, neuralgias, ansiedad o incluso epilepsia.

Los diferentes estudios que va realizando le llevan a establecer diferentes conclusiones:

La dirección de la vida organizada superior, está centralizada en la médula, y sobretodo en la parte superior de ésta, en el bulbo, en donde se encuentran todos los reguladores del equilibrio funcional, todos los centros de la defensa orgánica.

3 - LA CUESTIÓN ORGÁNICA Y SUS DIFERENTES EQUILIBRIOS

En el proceso de asentar su idea y en la necesidad de definir diferentes sistemas de regulación, Bonnier creó una nueva terminología que definía los diferentes equilibrios que rigen el buen funcionamiento de nuestro organismo y que eventualmente pueden alterarse, y a su vez ser restablecidos por su terapia. Define numerosos equilibrios, de los que enumeraremos los más importantes para el entendimiento de su teoría.

Llamamos biostática al equilibrio por el cual la vida siempre se conserva viva en su sentido más ecológico y amplio. La lucha de la vida en su conjunto, para seguir viva; el primun vivere es la consigna elemental y más absoluta y mejor observada de todo el organismo. Este equilibrio sería el resultante de la integración de otros equilibrios más específicos, como por ejemplo la filostática que es el equilibrio por el que la especie se mantiene especie y que permite su evolución y transformación. La forma consciente de la filostatica seria el sentido del deber; "los deberes para con los demás, para con la humanidad, para con las colectividades orgánicas mayores, más importantes que nuestro pequeño montón celular personal."

Podemos considerar al individuo como "un órgano de la especie, el fruto vivo y libre que transporta el grano, el depósito que la especie le ha confiado". La especie está primero que el individuo. Parte importante de la filostática es el sistema reproductivo, mediante el cual el individuo garantiza la supervivencia de la especie como tal y cuyo equilibrio llamaremos gonostática.

El equilibrio del conjunto orgánico individual, que garantiza el correcto funcionamiento de todos los procesos fisiológicos, viene dado por la fisiostática, raíz de la que se desprenden otros equilibrios como el citostático, organostático, histostático, o el linfostático entre otros.

Dada su importancia, nos detendremos en el equilibrio linfostático. Para Bonnier, nuestro organismo está compuesto por 2 entidades básicas. Por una parte las células, en sus innumerables variedades morfológicas, y por otra el medio en el cual viven, que él llama linfa. La linfa rige todo el equilibrio fisicoquímico y biológico del medio en que viven las células; éste sería el equilibrio linfostático. Bonnier conocía los trabajos de Quinton y consideraba la linfa el medio pelágico primigenio realizado por el organismo, adaptado a las condiciones de una vida orgánica superior. Un medio que debía ser líquido (equilibrio higrostático) para garantizar la fluidez necesaria que permita los procesos de nutrición y otros intercambios entre las diferentes células de nuestro organismo. Los nutrientes llegarían a la linfa por medio del aparato digestivo y del respiratorio, y lo harían de forma correcta gracias al equilibrio trofostático. Por otra parte, el equilibrio peritostático garantiza la correcta excreción y eliminación de los residuos generados.

3.1 Enervamiento y epistaxia; el proceso de enfermar

Como veremos más adelante, sólo son necesarios pequeños estímulos a nivel de la mucosa nasal para provocar intensos cambios curativos. De forma análoga, pequeños estímulos nocivos son los responsables en personas predispuestas, de lo que Bonnier llama enervamiento y que es la rotura del equilibrio de nuestros centros nerviosos; se altera su correcta funcionalidad, apareciendo la enfermedad con la alteración de los diferentes equilibrios mencionados anteriormente según la situación.

El enervamiento se caracteriza por la desproporción entre la causa, a menudo mínima, y el efecto, a veces máximo. Podemos diferenciar 2 grandes formas de enervamiento. La primera, toma una forma rápida y brutal. Es el caso de los ataques epilépticos, en los que ante un estímulo insignificante (una emoción, una luz, un olor...) se desencadena un desequilibrio extremo. La otra forma de enervamiento es menos conocida pero no por eso menos importante. Es el enervamiento continuo, que altera la fisiología de forma mantenida durante semanas, meses, años o incluso ser hereditaria. Se comporta de forma crónica, con épocas de crisis, fijándose en un órgano, un sistema o una función que suele ser el punto débil de la persona. A esta forma de enervamiento, mucho más frecuente que la epiléptica la llamaremos epistaxia.

Cualquier enfermedad crónica es consecuencia de una epistaxia. El tipo de enfermedad y sus alteraciones funcionales, dependerá del centro nervioso afectado.

3.2 Diafilaxia; La defensa del organismo

En contraposición a la profilaxia o prevención contra los agentes nocivos que acechan nuestro organismo, llamamos diafilaxia a los procesos de defensa o lucha contra dichos agentes nocivos que ya han devenido intraorgánicos y que son potenciales causas de enfermedad o destrucción. Pueden ser agentes fisicoquímicos, o los mismos detritus o residuos resultantes de la propia vida. Por tanto la diafilaxia supone el mantenimiento, la defensa de la integridad orgánica, en definitiva la resistencia del terreno hacia todo lo que suponga una amenaza.

En directa relación a este concepto, Bonnier considera que "Es bueno estudiar al microbio, pero es mejor estudiar el terreno" y "Atenuar el microbio es excelente, pero el todo es fortificar el terreno."

Además, "Toda enfermedad infecciosa es una lucha entre el terreno y el microbio, quién es quien digerirá al otro. Cada uno de nosotros lleva consigo en todo momento más microbios que los necesarios para morir de 100 enfermedades distintas el día que falle su diafilaxia."

Bonnier considera que el terreno es tan importante como los centros nerviosos encargados de su defensa.

También llega a la conclusión de que la diafilaxia con el terreno y la nutrición con el sistema digestivo están íntimamente relacionadas. Ambas comparten el mismo centro nervioso en el bulbo y podemos considerarlas la misma función de digestión, dividida en 2 servicios; el de nutrición (incorporación de la materia necesaria) y el de diafilaxia (neutralización y eliminación de toda materia indeseable).

Y critica la enorme importancia que se le está dando a la teoría microbiana y la antisepsia en detrimento de los otros factores de la infección:

"De los tres factores de la infección: el factor físico (el frío, por ejemplo, o el traumatismo de penetración), el factor microbiano, y el factor fisiológico (es decir, el terreno, y sobre todo la defensa nerviosa del terreno), es el último factor el más olvidado, el menos conocido. Y, sin embargo, cuando alguien se propone valorar al enfermo, cuando se dice que no hay enfermedades, sino enfermos, nos referimos al factor fisiológico."

"La antisepsia que atiende al factor microbiano ha matado muchos microbios; pero ha matado también por desgracia, a muchos enfermos, paralizando la diafilaxia en muchos casos."

4. EL BULBO Y LA ACCIÓN DIRECTA SOBRE LOS CENTROS BULBARES

Después de sus experiencias clínicas, Bonnier considera al bulbo como el centro general de las operaciones orgánicas, centro de los equilibrios funcionales y de defensa, en definitiva, el guardián vigilante de la salud general y local. Como veremos, es en socorro del bulbo hacia donde debe dirigirse la terapéutica. No hay alteración orgánica ni funcional que no esté ligada inicialmente a un desequilibrio de los centros bulbares. El sistema nervioso, a través de la medula y sobretodo del bulbo, es el encargado de mantener el estado de equilibrio, de salud, de nuestro organismo. En palabras de Bonnier, "el bulbo es el motor que hace funcionar todo, incluido el cerebro." Y "El cerebro no interviene en el detalle de nuestra vida orgánica; se reduce a encargar y demandar, pero no actúa directamente."

En otra vertiente del mismo tema, Bonnier cree que "el cerebro tiene la conciencia de un yo del que no conocemos los detalles orgánicos". Esto es lo que en su opinión ha confundido al hombre durante tanto tiempo en el estudio de su psicología. Mientras que el bulbo corre con la conciencia de cuerpo entero, el cerebro posee ese yo que resume el bulbo. Considera  nuestro yo consciente como la imagen cerebral, cortical, de ese yo constituido por la organización bulbar. El yo orgánico estaría formado independientemente de su representación consciente, que es el yo que nos atribuimos.

Todo órgano está unido a sus centros por sus nervios, y toda acción sobre un órgano es en realidad una acción directa sobre sus centros. Así es como actúan las diferentes terapias locales a través de la red nerviosa cutánea (por otra parte Bonnier considera la acción del medicamento que ejerce su efecto por cambios moleculares o químicos, como pasajera, que debe ser repetida, y que además se entorpece rápidamente).

Ninguna terapéutica actúa sobre un órgano o sobre una función. Para volver a un estado fisiológico normal desde una patología o desequilibrio, debemos recurrir a los centros nerviosos. Cualquier terapia que acceda a dichos centros es útil en su objetivo de llegar al bulbo.

4.1  El trigémino, la vía nasal y el bulbo

La vía más directa que comunica el exterior con el bulbo es la mucosa nasal por la mediación del nervio trigémino cuyas fibras se distribuyen por toda la cara, mucosa oral y nasal. Antes de Bonnier ya se sabia que la cauterización de ciertos puntos de la mucosa nasal era capaz de eliminar la dismenorrea, regular el ciclo menstrual (Fleiss) mejorar la impotencia masculina (Malherbe), el asma o la fiebre del heno. También existía toda una literatura de enfermedades que desaparecían súbitamente después de intervenciones nasales hecha con un interés local diferente al ocurrido. Pero fue Bonnier quien desarrolló la técnica de cauterizar la mucosa nasal con la intención de resolver las más variadas patologías.

Sólo es necesario un mínimo punto de fuego con el galvanocauterio en puntos predefinidos, que suelen estar en la misma localización de la mucosa nasal en todos los individuos. La cauterización es tan ligera que no es necesario anestesiar la zona y no deja señal alguna tras 24-48 horas. Si se cauteriza en exceso provocando dolor y quemadura, no aparece el efecto deseado. Cuando por variantes anatómicas el punto no se halla en el sitio previsto, y la mejora se resiste, es necesario cierto número de sondajes hasta hallar el punto y conseguir la curación de la patología.

La cauterización errónea de  una zona que no se corresponde con la alteración que deseamos curar, es inocua. Por otra parte cuando acertamos el punto que buscamos, el centro bulbar correspondiente recibe el estímulo y restituye la funcionalidad a veces tan rápido que la curación es instantánea y absoluta. Otras veces son necesarias varias sesiones para conseguir la curación, que por termino medio son 3 o 4. En ocasiones, sobretodo si se trata de alteraciones que cursan con crisis o exaltaciones funcionales, como el asma, vértigo, migraña, o ansiedad, ocurre que antes de su curación hay una agravación previa  pasajera.

La duración de los resultados obtenidos es variable dependiendo del enfermo, aunque la edad y la enfermedad no parecen jugar un papel importante.

Respecto a la topografía nasobulbar, hallamos zonas bastante definidas que en general coinciden de manera satisfactoria con la configuración de los centros bulbares. Como norma general, cuando más bajo está situado el centro bulbar en la masa del bulbo, más hacia delante está situado el punto nasal correspondiente.

Destacaremos varias zonas importantes:

4.2  Algunos casos clínicos

Bonnier relata en su libro numerosos casos clínicos ilustrando su forma de trabajar y de enfocar las diferentes enfermedades con su terapia. Aquí expondré algunos.

La ansiedad constituye una enfermedad un tanto especial, por sus diversas manifestaciones y porque se considera la manifestación  del desequilibrio de la biostática, que es el equilibrio más global el que garantiza la conservación de la vida como tal. La sensación de muerte inminente es uno de los síntomas clásicos de las crisis de ansiedad.

La enorme diversidad de sintomatología que además puede ser variable dependiendo del paciente hace sospechar una enorme interconexión entre los centros nerviosos y susceptibilidades específicas en cada persona. Puede predominar la sintomatología cardiaca (palpitaciones, dolores cardiacos etc.) o la digestiva (perdida de apetito, diarrea, molestias gástricas etc.) por citar 2 de las más frecuentes. Por otra parte es una alteración que de forma crónica es causa o primer factor de muchas enfermedades ya con entidad propia.

Bonnier considera que mientras la reacción bulbar de la ansiedad mantenga su susceptibilidad, la resolución del problema no pasa por la voluntad. Hace la siguiente analogía: "El vértigo no reside en las piernas titubeantes, como el asma no reside en el pulmón; asimismo tampoco la fobia, la ansiedad, no se hallan en la imaginación, en la voluntad que no obedece. Suprimida la reacción ansiosa, la maniobra psíquica  retorna enseguida, ya que ésta no ha estado nunca enferma, como o lo están las piernas en el vértigo."

Otro ejemplo con ansiedad, pero esta vez el problema principal es un desequilibrio filostático:

Desequilibrio gonostático. Bonnier observó que en casos de amenorrea fisiológica (embarazo) la cauterización de los centros genitales no hacía aparecer las reglas, aunque también indica que cauterizaciones fuertes pueden inducir un aborto. Los casos de regulación de ciclos menstruales son numerosos, rápidos y  sencillos a juzgar por los casos expuestos en el libro:

El desequilibrio citostático se manifiesta por los procesos cancerosos. La experiencia de Bonnier le hace constatar que, si bien no se logra la remisión del cáncer, sí se consigue mejorar la calidad de vida del paciente:

Podemos considerar la histostática como una forma de organostática, pero limitada al tejido en sí mismo. Los diferentes órganos de nuestro cuerpo y obviamente los diferentes tejidos que los componen, están relacionados en este equilibrio organostático - histostático:

"Estos diversos ejemplos, y centenares de otros que se podrán encontrar en mi libro "La acción directa sobre los centros nerviosos", demuestran que la solicitación de los centros reguladores es en realidad la verdadera terapéutica que nos permite hacer retornar a la fisiología lo que es patológico. Prueban, por otra parte, la existencia de una incomparable administración nerviosa presidiendo las mil actividades de la defensa orgánica, que es lo que yo he querido demostrar".

Con éste párrafo acaba el libro del Dr. Bonnier; Es la conclusión perfecta de su libro y sus ideas.

5.  CONEXIONES

A modo de discusión finalizaremos el presente trabajo con diversas reflexiones. Parafraseando al Dr. E García del Real, intentaremos hacer vibrar nuestra inteligencia,  despertar nuestro cerebro y tiraremos unas cuantas piedras en la charca.

5.1. Terapia Neural y Bonnier (1, 2)
 
Diversos aspectos del trabajo de Bonnier tienen similitudes con las bases fisiopatológicas de la enfermedad y sus reacciones hacia un  nuevo orden desde el punto de vista neuralterapético, aunque también se intuyen contradicciones.

Por una parte, los diferentes sistemas de nuestro organismo representados en la mucosa nasal, trabajando dicha zona exclusivamente, nos orientaría hacia una base más reflexológica, pero por otra el proceso de enfermar descrito por Bonnier y algunas reacciones al tratamiento apuntan más hacia la terapia neural y sus bases.

Si bien es criticable que considere al bulbo como único responsable de toda su teoría, su visión sobre el origen de la enfermedad es interesante. El enervamiento y la epistaxia como explicación del proceso de enfermar tiene similitudes con la teoría del "segundo golpe" de Speransky; Pequeños estímulos nocivos pueden ser responsables de romper el equilibrio nervioso y provocar una enfermedad.

De igual manera, pequeños estímulos a nivel de la mucosa nasal pueden provocar intensos cambios curativos, obviamente a distancia. En terapia neural un pequeño estimulo en una zona determinada del cuerpo también puede desencadenar dichos cambios.

Cuando acertamos el punto buscado de la mucosa nasal, se restituye la funcionalidad a veces tan rápido que la curación es instantánea y absoluta (¿fenómeno en segundos?) y otras veces son necesarias varias sesiones para conseguir la curación siendo los periodos de mejoría o remisión tras la sesión cada vez más largos. Ocasionalmente, ocurre que antes de su curación hay una agravación previa  pasajera. Todo esto ocurre en ambas terapias.

Finalmente Bonnier considera al terreno tan importante como el sistema nervioso encargado de su defensa. La diafilaxia no es más que el correcto funcionamiento regulador del sistema básico de Pischinger.

5.2. Feromonas, Kallmann, Fleiss y Bonnier

En ratas y otros mamíferos se conoce la existencia del órgano vomeronasal, situado en una región de la mucosa nasal que reaccionaria al estímulo de las feromonas correspondientes, desencadenando la conducta reproductiva de la especie. En los humanos se sospecha la existencia de dicho órgano pero es tan pequeño que su función no sería tan importante como en otros mamíferos. De todas maneras hay indicios de que el órgano vomeronasal humano podría captar moléculas contenidas en el sudor y provocar el deseo sexual en nuestra especie (3). Curiosamente su localización en la mucosa nasal coincide con la zona que corresponde al sistema genitourinario en la topografía de Bonnier.

El síndrome de Kallmann es una enfermedad humana que se caracteriza por la falta total de olfato (anosmia) y un subdesarrollo del aparato reproductor. La anosmia es debida a la ausencia de conexiones nerviosas entre la nariz y el cerebro, mientras que la alteración del aparato reproductor se debe a una insuficiente secreción de la hormona GnRH que coordina la correcta formación de dicho sistema y que se sintetiza en el hipotálamo (4).

El síndrome de Kallmann tiene cabida en este texto porque se ha descubierto que las neuronas del hipotálamo que sintetizan  GnRH  se originan en la mucosa nasal y migran posteriormente al hipotálamo a través de la vía olfatoria (4).

Estos datos dan consistencia al descubrimiento de Wilhelm Fleiss, que impregnando con cocaína ciertas zonas de la mucosa nasal solucionaba problemas relacionados con el aparato genital femenino como por ejemplo alteraciones menstruales (5). En una visión quizás simplista pero atractiva desde la terapia neural: una irritación a nivel del eje hipotálamo-genital responsable de alteraciones a nivel genital, puede ser eliminada por el estimulo de la cocaína (molécula base de los anestésicos locales como la procaína) en una vía nerviosa que va directa al origen del problema. El sistema nervioso, librado de este foco irritativo sería capaz de solucionar el problema.

Fleiss, al igual que Bonnier, era otorrinolaringólogo, pero también tenía otras inquietudes. Fue íntimo amigo de Sigmund Freud y se le atribuye cierto papel en la prehistoria del psicoanálisis, siendo el autor de la teoría de la neurosis refleja nasal (5). Es la época del uso médico de la cocaína como anestésico y de los experimentos "lúdico-terapéuticos" de Freud con la misma. Especulando un poco, es posible que Fleiss compartiera esos momentos y que Freud fuera testigo directo del descubrimiento casual que fue determinante en el trabajo de Bonnier.

Y para finalizar, otro dato interesante: El sentido que corresponde al primer chakra,  es el olfato. La energía de creación, de materialización propia de este chakra, se especializa y concreta en el segundo chakra en la energía de la reproducción, siendo una parte de esta energía creativa la sexualidad. El gusto, que es el sentido mas íntimamente relacionado con el olfato,  corresponde al segundo chakra (6).

6.  BIBLIOGRAFIA

  1. Bonnier, Pierre. Defensa orgánica y centros nerviosos. Imprenta Argis.      Madrid. 1929
  2. Fischer, Lorenz. Terapia neural según Húneke. Ed Hipócrates Verlag Stuttgart. México. 2000
  3. Sin Autor. Sistema inmunitario afrodisíaco. Investigación y Ciencia, serie Mente y cerebro. Nº10, pag 6; Ene-febr 2005
  4. The harvard Mahoney Neuroscience Institute Letter: On the Brain 5 (2). Nature Linked the nose and reproduction. Vol 5, Num2; spring 1996. Recurso electrónico disponible en:
    http://www.med.harvard.edu/publications/On_The_Brain/Volume5/Number2/Nose.html 25-04-05
  5. Chiriac, Jean. Wilhelm Fliess. Recurso electrónico disponible en:
    http://www.freudfile.org/fliess.htlm  25-04-05
  6. Nogués, Inmaculada. De lo físico a lo sutil. Ed. Didaco SA. Barcelona. 2º Ed. 2001