La comunicación médico-enfermo como posible factor de mejoría o yatrogenia: Psiconeuroinmunología
Francesc Xavier Borràs
Doctor en Psicología. Profesor Titular de Psicología Básica. Unitat de Psicologia Bàsica. Facultat de Psicologia. Universitat Autònoma de Barcelona (Catalunya)
A lo largo de la historia de la medicina se ha sugerido repetidamente que la relación médico-enfermo podría tener en sí misma un efecto curativo –o, inversamente, causante de enfermedad–, al margen de la prescripción de fármacos o tratamientos específicos. Esta idea ha quedado históricamente recogida en repetidas ocasiones mediante el concepto genérico, pero escasamente explicativo, del «efecto placebo». Sin embargo, pese al reconocimiento teórico-conceptual que se le haya podido conceder, lo cierto es que la investigación dirigida de manera específica a poner de manifiesto y evaluar de forma empírica los posibles efectos terapéuticos de la comunicación médico-enfermo ha quedado enormemente rezagada frente a los esfuerzos mayoritarios invertidos en la evaluación de la eficacia de los instrumentos diagnósticos y de las intervenciones o tratamientos de carácter quirúrgico o farmacológico. Cuando se reconoce su importancia (por ejemplo, «la influencia de las expectativas» o «el poder de la sugestión»), su papel queda relegado normalmente al de meras variables extrañas cuya influencia debe ser controlada (y, por tanto, descartada, excluida) antes que realmente investigada por su interés intrínseco. Sin embargo, si consideramos, por ejemplo, el tanto por ciento de pacientes que mejoran tras recibir un placebo, así como la intensidad y el potencial beneficio terapéutico de sus efectos, nos parece que resultaría plenamente razonable y justificado dedicar una parte de nuestros esfuerzos a tratar de esclarecer los efectos que pueda tener la calidad de la interacción que se establece entre médico y enfermo en los contextos clínicos, y esto ya no sólo con el objetivo científico básico de comprenderlos, sino también, como pretendemos sugerir en este trabajo, con el objetivo clínico adicional de manipular de forma explícita y voluntaria estas variables psicológicas para tratar de potenciar la eficacia clínica final de todas nuestras intervenciones y tratamientos.