ODONTOLOGÍA NEUROFOCAL. UN ENCUENTRO CON LA COHERENCIA
Jorge Humberto Petta Victoria
Cali. Colombia
-- Encuentro Internacional de Terapia Neural. Colombia 2003 --
¡Qué viva la singularidad, Qué viva la opinión!!
Relato mis experiencias para que emerja la discusión.
"El sistema es un conjunto de elementos relacionados por nexos múltiples, capaz, cuando interactúa con su entorno, de responder, de evolucionar, de aprender y de autoorganizarse".
Edgar Morin
"Sistema: Conjunto de elementos en interacción dinámica organizados en función de una finalidad".
Joel de Rosney
"Hay que privilegiar al todo más que a las partes".
L. V. Bertalanffy
"Los seres vivos gozan de la posibilidad de autoorganización, según su propio orden y teleología".
N.Wiener, L. V. Foster, Bateson
"Odontología Neurofocal se refiere al ejercicio de la odontología de una manera más integral en donde no sólo se considera a la cavidad oral y los dientes aisladamente, sino en razón de la totalidad del ser, planteado bajo la Teoría General de Sistemas en donde la parte es valida sólo integrándola al todo".
Yosette Osorio
Cuando Clauser y Aspect hablan del enmarañamiento cuántico, de esa quinta dimensión, de esa conciencia universal que todo lo hace y que todo lo organiza, nos damos cuenta que nuestro encuentro con la vida no es coincidencia, ni es por azar. Geoffrey Chew afirma que " todos los fenómenos en el Universo son determinados por autoconciencia mutua. Cada cosa en el Universo esta conectada con alguna de las demás y ninguna es parte fundamental". Por lo tanto, hoy estamos aquí por sincronías, por esa gran telaraña que teje la vida día tras día. Esto hace que este Encuentro Mundial de Terapia Neural y Odontología Neurofocal sea mágico y que debamos aprovecharlo al máximo porque él no se volverá a repetir así nos volvamos a encontrar en un año, en el mismo sitio, a la misma hora y con la misma ropa. Habrán de ocurrir muchas situaciones, miles de acontecimientos que hacen que éste sea un encuentro diferente al anterior.
Ser consciente de la magia del instante me lo enseñaron seres como la Dra. Yosette Osorio y el Dr. Julio C. Payán. Antes todo encuentro no era más que una simple coincidencia, hoy los reconozco como momentos de perfecta sincronía con las cuales el asombro renace y se presenta día tras día. Y es así, como en nuestra consulta diaria nos encontramos con nuestros pacientes. Es aquí cuando en mi oficio como Odontólogo Neurofocal tengo que empezar a encontrar coherencia con lo que hago. La academia me enseñó y me entrenó para ser Odontólogo, es decir, como aquel profesional que se encarga del estudio de los dientes. Ah! pero se les olvidó algo muy importante: es que esos dientes hacen parte de un todo que es el individuo. Desmembrar, separar los dientes del resto del organismo es un acto infame que sólo se le puede ocurrir a un ser como el hombre. Pensar en que tenemos competencia para que nos preocupemos solamente de darles a los pacientes "salud oral" es increíble. .Pensar así, es el producto de ver a nuestro cuerpo como algo meramente mecánico, como un carro, como un reloj.
Pero qué más se le puede pedir a la academia si ella y nosotros hemos sido influenciados por un pensamiento mecanicista, positivista y cartesiano que lleva más de quinientos años de permanencia en nuestra sociedad, en nuestra mente y en nuestro cuerpo (todavía separados). Mirando así las cosas para el Odontólogo ortodoxo será muy coherente lograr una salud oral mediante fluoruros, sellantes, eliminación de placa bacteriana, amalgamas y resinas, tratamientos de endodoncia, periodoncia y rehabilitación oral solamente. Ahora, si a ese ser humano que está sentado en la silla odontológica, le duelen sus articulaciones, es estreñido, sufre de vértigos o tiene conflictos con su jefe laboral, lo importante será siempre que tenga una buena salud oral, el resto no será competencia del odontólogo, así la pobre víctima luego del "excelente" tratamiento odontológico tenga más dolor en sus articulaciones, mas estreñimiento, mas vértigos o ya sus problemas laborales hayan pasado a otro plano. Lo importante será haber cumplido dejando una sonrisa muy linda y una muy buena oclusión entre sus dientes y haber recibido lógicamente unos abundantes honorarios.
Para ellos y para mí esto era lo coherente. Pero empiezan a aparecer ante mí nuevas realidades, que siempre habían estado allí, pero que nunca dejaban ver por muchos intereses que se tejen en la academia y por fuera de ella. Pero los sistemas tienden de manera espontánea a generar patrones de comportamiento global a partir de interacciones entre sus partes y de estos con su entorno. De esta manera mis electrones cambian de spin gracias a maestros que me he encontrado en el camino y empiezo a mirar la vida de otra manera, a observarla y a estar atento a toda esa magia que ella trae consigo. Estas nuevas realidades aparecen y traen consigo nuevas racionalidades que hacen emerger en mí otro odontólogo, otro ser humano, que sin perder mi esencia traen pensamientos complejos (no complicados) que me permiten afrontar lo entrenado por la academia y por la vida llevándome a ser más solidario con el paciente, a observar los fenómenos extraños que en él ocurren, a creer en la incertidumbre y en los no pronósticos y a tener fe en las contradicciones.
Empezar a conocer lo catastrófico que puede ser el ponerle nombre a las dolencias de los pacientes (diagnósticos) y a compartir los planes de tratamiento con ellos, a reencontrarme con el asombro, aprender a escuchar al cuerpo, a hablar con él y con los dientes, a oírlo llorar, gritar o cantar me llenó de felicidad. Empecé a creer le a Eduard Lorenz pues vi como sucedía el efecto mariposa en los pacientes. Como un simple saludo o expresión de cariño hacia él podía organizar ese caos que era su salud y lograr esos procesos de eco-auto-organización y así encontrar su propio orden. Dejar atrás las certezas, descubrir la frontera entre lo individual y lo universal y actuar humildemente hace que nosotros podamos influir hasta en los sistemas más rígidos.
Cuando observo, oigo y converso con mi paciente, cosas que pueden ser triviales para cualquier otro pero que para mí es lo que hay que hacer en este encuentro mágico, se origina un punto de bifurcación en mi sistema caótico, que no me permite en ese momento actuar solo como Odontólogo, sino como ser humano. Me cambia la perspectiva (ahora la veo, Dr. Payan). Alcanzado este punto de bifurcación se abre ante mí el flujo de la creatividad en el cual la autoconciencia desaparece, el tiempo se desvanece y la actividad me absorbe por completo. Vuelvo y digo: no es el Dr. Petta frente al paciente, ¡nó!, es un ser humano frente a otro ser humano, unidos por el milagro de la vida, unidos por el milagro del encuentro. Hay que ser conscientes del momento. Si aprovechamos este instante irrepetible, las posibilidades de aprender, tanto las del paciente como las mías, serán incalculables y en esto, creo que no hay la menor posibilidad de equivocarse. Se empieza entonces a recuperar el conocimiento que nos ha regalado el Universo; nos damos cuenta de ese yo caótico conectado con el mundo. Lo que nuestro cuerpo dice, lo dice intencionalmente y nos habla en el lenguaje de salud y enfermedad. Y es esa misma vida la que nos dice que más que curar la enfermedad lo importante es sanar la vida. Por lo tanto, es imposible no oírla y dejar que este momento de magia se pierda.
Teniendo todos estos argumentos empezamos poco a poco a conocer otra verdad. Pero la verdad es algo que se vive en el momento y que expresa nuestra vinculación con el gran todo. Ella no es fija, ni es estática, ni tiene lógica, ni la podemos medir, mucho menos es técnica y mecánica. No podemos estar de acuerdo o en desacuerdo con ella; solamente nos mantiene unidos y cada uno de nosotros la hallará individualmente a partir de nuestras propias experiencias y nuestras condiciones únicas de vida. Esta verdad, que pienso, puede ser la Conciencia Universal, puede ser captada en cualquier momento, pero nuestra mente llena de modelos, normas, leyes, condiciones, gustos, opiniones y emociones, no siempre nos permite observarla. Esto puede hacer que nosotros como Odontólogos Neurofocales caigamos continuamente en trampas; sobretodo en la trampa de la especialidad. No es posible ser un especialista en Odontología Neurofocal. No tendría sentido que cambiáramos la técnica y el material odontológico y que siguiéramos pensando en los dientes como una parte aislada del organismo. Y hay que tener cuidado también en no caer en la trampa de la linealidad; pues es muy común observar a colegas pegados a las tablas de relaciones diente-organo y desechando cualquier otra posibilidad de interpretación que nos pueda dar el paciente. Y que decir de la tecnología. Le entregamos el poder de interpretación a un aparato relegando a un segundo plano el sentir del paciente.
Entonces cuando aprendemos a observar y empezamos a gozar ese encuentro con los pacientes, nace entonces la creatividad. Esta creatividad aparece en el momento justo de nuestra vida, no antes ni después. Cuando somos creativos lo hacemos, no por la teoría aprendida, ni por vanidad, mucho menos siguiendo modelos preestablecidos. Cuando esta creatividad aparece es por que nos hemos conectado con el TODO, con esa quinta dimensión a la que llaman información y dejamos que la Conciencia Universal nos bañe con toda su sabiduría para poder en ese instante encontrarme con el paciente y dejarme llevar en lo que en la acción terapéutica se refiere. Como Odontólogo Neurofocal tendré que sentir ese momento mágico y la acción terapéutica fácilmente podría ser en un sitio fuera de la boca; surge en este preciso instante la creatividad como terapeuta y sobre todo como ser humano. Romper este momento seria romper con el orden propio que ha impuesto la naturaleza al acercar a dos seres: paciente-odontólogo. Creo yo que en este momento no hay derecho a la remisión. Por otro lado sino surge la creatividad, habrá derecho, ahora sí, a la remisión.
Me pregunto, cómo puedo poner toda esta concepción, la Teoría general de Sistemas, la Teoría del Caos, la Termodinámica, la Biocibernética, la Física Cuántica al servicio solamente de la boca, cabeza y cuello?. Para mí esto se ha tornado en una autentica incoherencia. No sólo soy Odontólogo, soy todo yo. No es sólo la boca del paciente, es todo él. Y entre los dos un encuentro único, mágico e irrepetible. Fritoj Capra decía " Al concentrarse en fragmentos más pequeños del cuerpo humano, la medicina moderna suele perder de vista la humanidad del paciente y al reducir la salud a una función mecánica, pierde la capacidad de tratar con el fenómeno de la curación". Entonces el encuentro entre dos seres no puede limitarse exclusivamente a la boca, así seamos Odontólogos Neurofocales seguiríamos siendo especialistas de la boca, claro, teniendo en cuenta que los dientes actúan como campos interferentes en la salud del individuo, cosa que se esta discutiendo en este Encuentro Mundial, pero insisto, no podríamos salirnos de este espacio y terminaríamos por ser los mismos mecánicos de antes, sólo nos limitaríamos a eliminar focos y campos de interferencias en la boca, pero si el paciente necesita algo más, como seres humanos y respetando la sincronía del universo de ponernos a nosotros dos en el camino, según la ley, la norma, no podríamos actuar en un campo fuera de la boca. Eso, creo yo, seria un acto de incoherencia. Esto sería dejar escapar la creatividad. No puede ser que el fenómeno de la curación sea sólo en la boca. El fenómeno de la curación debe ser sistémico, integral, holístico. Sólo de esta forma estaríamos pensando que el encuentro con el paciente sería un encuentro con la coherencia.
Esta creatividad lleva a la diversidad y en la actividad caótica es muy importante la diversidad. Cuando distintos individuos se agrupan (diferentes subsistemas caóticos) se forma un tremendo potencial creativo. Se unen cada uno con su propia creatividad auto-eco-organizada, para perder algunos grados de libertad, pero descubren otros muchos nuevos. Pactar con el caos significaría no dominarlo sino ser partícipes creativos. Al abrirse a dimensiones creativas se vuelven más profundas y armoniosas nuestras vidas, y lógico, la de nuestros pacientes. Pensar así hace que emerja un nuevo concepto en Odontología Neurofocal. Este nuevo pensar se puede iniciar desde la comunicación verbal con nuestros colegas para continuar luego con un curso en donde prime la concepción y no la técnica y en donde la Odontología Neurofocal no pierda su esencia como hija de la Terapia Neural. Pero debería ser desde la misma Academia donde se inicie este proceso; el estudiante de odontología debería tener el derecho a ver las diferentes visiones acerca de los conceptos de la salud y la enfermedad. Una de ellas seria el entrenamiento y formación en la ciencias básicas que se debe tener como profesional de la salud y la otra la formación conceptual para poner esta filosofía de vida al servicio de la humanidad. Al final el tendrá todo el derecho de caminar por donde quiera y decida caminar según su propia singularidad y teleología. Formar al estudiante de Odontología sin la idea mecánica con la que esta concebida hoy en día la profesión hará surgir un nuevo orden en este campo. Un nuevo orden que debería llevarnos a que no seamos solo Odontólogos generales-integrales-holísticos-neurofocales. Un nuevo orden en donde pensemos por nosotros mismos, en donde actuemos como lo dicta el universo, en donde nos dejemos llevar y en donde cada vez multipliquemos mas los puntos de bifurcación. Ahora, si nos expresáramos abiertamente influiríamos notablemente en el sistema, haciéndolo más creativo. Una simple opinión nuestra puede generar una autoorganización que genere mas opiniones las cuales se van sumando y retroalimentando al sistema, éste puede llegar a un punto de bifurcación y ser creativo, dinámico como propondría yo para el Odontólogo Neurofocal.
Mientras tanto sigamos nuestro camino, con concepción mas que con nuevas técnicas, respetando la sabiduría universal que nos hace encontrarnos con esos seres únicos y singulares como son nuestros pacientes, y que nos muestra realmente esa magia que sucede al relacionarnos con ellos; démosle espacio al asombro y a la incertidumbre; alegrémonos con el desorden y démosle la oportunidad a la auto-eco-organización. Sólo de esta manera nosotros los Odontologos Neurofocales podremos tener un encuentro con la coherencia.
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